¿ Qué seguridad me recomiendan ? : la personalizada tras un certero diagnóstico

En el sector de la seguridad privada, como consecuencia de la mediocridad y engaños practicados por determinadas empresas de alarmas, en ASTEIA diferenciamos los productos denominados ‘alarmas‘ respecto de los Sistemas de Seguridad

La diferencia principal es que los primeros son productos estándar, normalmente inalámbricos, sencillos de instalar por cualquiera, sin cumplir estrategia de seguridad alguna y carente de la preceptiva evaluación de riesgos ya que son ideados especialmente para el lucro comercial, acostumbran ir acompañados de campañas publicitarias y empleados comerciales especialmente entrenados para vender lo invendible. Son artículos muy vulnerables ámpliamente conocidos por los actores ilícitos que saben como inutilizarlos y burlarlos.

Los segundos, los Sistemas de Seguridad, son los que amparándose en los resultados de haber efectuado un exhaustivo diagnóstico con metodología de análisis de riesgos, aportan seguridad, tranquilidad y permiten cumplir los compromisos de los objetivos establecidos.

Un Sistema de Seguridad es el resultado de implementar un tratamiento al diagnóstico efectuado, operando mediante la estrategia de seguridad diseñada que agrupará a todos los recursos previstos, tanto a medidas pasivas, electrónicas, activas, operativas, etc. En un sistema de seguridad se establecen los objetivos deseados sobre el control de las amenazas.

Estos sistemas son siempre elaborados a medida y no se publicitan. Son los que realmente pueden hacer frente a las actuales y venideras amenazas.

Cualquier persona, institución o empresa que necesite o desee realmente tener seguridad, debería diferenciar entre las empresas de alarmas y las Empresas de Seguridad responsables que trabajamos adecuadamente con metodología de análisis de riesgos y políticas de transparencia. Hoy en día, ni la Ley de Seguridad Privada ni el Reglamento que la desarrolla establecen una diferenciación entre ellas, dejando al mercado esta misión.

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En un sector profundamente regulado como es el de la Seguridad Privada, confiamos que el legislador normalice esta situación que sin duda confunde y perjudica al ciudadano que atiende a las publicidades masivas, teniendo que definir una categoría ‘muy pequeñas instalaciones’ para limitar el cometido de servicio de estas empresas de alarmas obligándolas a informar de forma certera de las limitaciones y vulnerabilidades que presentan sus servicios y los artículos que instalan, las cuales actualmente, aprovechándose de la buena fe y del desconocimiento técnico en estas materias del ciudadano y empresas que les contratan, provocan con su acción la desprotección de instalaciones que tan solo desde el punto de vista de los riesgos actuales generalizados,  deberían haber sido atendidas por otra clase de recursos preventivos en seguridad con los que estas empresas no cuentan.

Cada día está resultando más difícil estar protegidos y tener seguridad, y el futuro no parece alentador… el nivel de preparación y medios utilizados por los actores ilícitos se ha incrementado respecto a otras épocas, comportando este hecho que en la práctica  ya no resulta útil instalarse ninguna alarma de las que anuncian por la cantidad de vulnerabilidades que presentan.

La seguridad es un concepto, no una alarma. Y como tal ha de planificarse por un profesional mediante metodología  de gestión de riesgos, adoptando una estrategia defensiva e implantarla en los recursos y elementos de seguridad provistos.

Las amenazas actuales obligan a estudiar cada necesidad para conocer qué seguridad necesitamos y que esta tenga la mayor vigencia posible, deslumbrando un futuro inmediato nada alentador para volver a la época en que “cualquier alarma servía”.

Una ‘alarma’ de las que se comercializan en la actualidad especialmente por las marcas que todos conocemos, no funcionan para prevenir el robo ni la intrusión... precisamente se obtiene el efecto contrario: al ser sistemas sin hilos, se consigue atraer al delincuente que sabe como inhibirlas con tremenda facilidad, aprovechando también el resto de vulnerabilidades que presentan.

Afortunadamente abordarlo es posible debido a que en el mercado de la seguridad existen muchos equipamientos con diferentes tecnologías y fabricantes que nos brindan el poder elegir. Aunque la seguridad que nos convenga disponer, no tiene porque ser únicamente tecnológica o constituida únicamente por detectores y sensores, como más adelante explicamos.

Para que la inversión destinada al recurso de seguridad que pretendamos dotarnos tenga utilidad y resulte eficaz cuando se lo necesite, es necesario elaborar un adecuado planteamiento en el que se identifiquen unas amenazas, las cuales en función del perfil de las personas, bienes e inmuebles a proteger, algunas de ellas serían consideradas y en consecuencia convertidas a potenciales riesgos que podrían acontecer. Estos riesgos se valoran y se priorizan en función de varios aspectos, por ejemplo en función de las debilidades que presentemos, la casuística habida en las zonas aledañas o en escenarios similares al objetivo de la protección, al del propio riesgo inherente de las personas por su profesión u otros potenciales varios, etc., obteniendo como resultado potenciales riesgos de ocurrencia real.

A partir de la obtención de estos datos, se confeccionará el Sistema de Seguridad. Aunque este resuelva una necesidad sencilla, tendrá un gran diferencial respecto a una ‘alarma estándar’ ya que habrá sido planteado teniendo en cuenta todos los aspectos que en materia de seguridad deben contemplarse, entre otros: determinación de las amenazas e identificación de los riesgos probables de ocurrencia (ocupación ilegal, actos vandálicos y antisociales, intrusión, robo, atraco, agresión, extorsión, secuestro, incendio, espionaje, etc.), técnicas y herramientas empleadas por los actores del ilícito, rutas de acceso y escape, hábitos, preferencias y otros condicionantes establecidos por parte de los usuarios del sistema, análisis de vulnerabilidades del propio sistema planteado, contramedidas a considerar, impedir/controlar el sabotaje, medios de comunicaciones a disponer y su eficacia, nivel de control de los riesgos deseado…. todo ello en base a la consideración del perfil de riesgo derivado de las características arquitectónicas del espacio o inmueble a proteger, del de los bienes y personas a proteger, de la casuística en la zona, de la normativa legal aplicable cuando sea un requerimiento, del criterio de inversión, etc.

Solo cuando se dispone toda esta información se empieza a estar preparado para poder confeccionar qué medidas serán las más eficaces para eliminar, controlar o contrarestar los riesgos que interesen.

Las medidas propuestas suman todas para lograr el mismo objetivo, pudiendo aplicarse individualmente o una combinación de ellas:

Medidas físicas: alambradas, concertina de púas y cuchillas, muros, zanjas, vegetación específica, bolardos, bloques de piedras/hormigón, espumas adhesivas, viales anti-ariete, puertas acorazadas y blindadas, llaves y cilindros con grado de seguridad, protección de cerraduras y mecanismos, cajas fuertes, armarios de seguridad, armeros, anclajes, blindajes, controles de acceso de vehículos y personas, etc.

Medidas activas: barreras acústicas, niebla y humo de seguridad, gas irritante, vallado electrificado, luces desorientadoras, etc.

Medidas electrónicas: detección perimetral, otros detectores, cámaras de videovigilancia, análisis de vídeo inteligente, trampas electrónicas, verificación por Central Receptora de Alarmas, etc.

El objetivo perseguido por nuestros Sistema de Seguridad implantados es DISUADIR, RETARDAR, IMPEDIR O RESTRINGIR LA INTRUSIÓN y ALERTAR de ello a la mayor antelación posible para activar los recursos operativos de neutralización..

Un sistema de seguridad bien planificado tendrá en cuenta el tiempo necesario de neutralización (mediante Vigilantes de Seguridad y/o Policía) para contrarrestar a la tentativa ilícita, combinando para ello, si fuera necesario, el empleo de diferentes medidas de las anteriormente mencionadas.

El diseñador del sistema de seguridad, conocedor de las capacidades, limitaciones, vulnerabilidades y costes que caracterizan a cada elemento, tras la aplicación de una metodología útil para evaluar todos los parámetros necesarios, planteará la solución más rentable considerando siempre la relación inversión/beneficio.

En Asteia elaboramos así nuestras propuestas, logrando unos niveles de calidad y de seguridad de los que se beneficia nuestro cliente, aportándonos ello la tranquilidad de que resolvemos adecuadamente las necesidades que nos plantean.

La conclusión

Diariamente recibimos noticias de robos cometidos en casas, naves y empresas en las que disponían de una alarma y aún así obtienen su botín. En todos esos casos algo ha fallado y aquí se lo hemos contado. Las ‘alarmas estándar’ comercializadas no alcanzan más allá de la subjetiva disuasión y con cero compromisos. Sin embargo en la seguridad profesional, establecemos objetivos y estos se cumplen.

En consecuencia las necesidades en seguridad privada deben ser resueltas por una Empresa de Seguridad que opere con todos los recursos actuales, tanto tecnológicos como de medidas físicas, siendo capaz de plantear soluciones integradoras en recursos pasivos, electrónicos, activos, de comunicaciones y operativos.

Nuestro compromiso inseparable con la calidad, la honestidad y ética profesional, la discreción y nuestra mayor colaboración posible con quienes necesitan o realmente desean seguridad, nos conlleva a alejarnos de los discursos comerciales, trabajando con conocimiento de causa y alcanzando el fondo para conocer el origen.